Tormenta

Los deditos de los piés.
Los tobillos.
Las rodillas.
La cadera.
La espalda -tooooda la espalda.

El esternón.
El cuello.
Los hombros.
Las muñecas.
Los dedos de las manos.

Habitualmente me trueno
gran parte de mis articulaciones,
a veces de manera involuntaria.
Dicen que las personas
con psoriasis
somos más propensas
a la artritis.
Para mí es una cuestión
emocional.
Va,
como todo ¿no?
Las articulaciones
nos permiten
la flexibilidad.

Tronar
es una palabra
que me encanta.
Es un sonido,
adjunto a la palabra,
que también me encanta.
Cuando escucho truenos
se me viene a la mente
que es como un impacto en cadena.
El sonido viaja,
como en efecto dominó.
Y el cúmulo de nubes
me recuerda a unos
nudillos entrelazados,
no sé bien
por qué.

Tengo el recuerdo 
de alguien diciendo
"¡están sacando fotos!"
cuando centellaba
durante la tormenta,
subestimando por completo
el infantil intelecto de mi ser.

Tormenta suena a tormento.
La lluvia
y el pesar
siempre fueron
buenas amigas.
Todo muy emocional ¿no?
Me encanta la palabra tronar
porque cuando 
"me sueno
los huesos"
pienso que adentro mío
soy tormenta.


Comentarios