Recordatorio (post Chaco 2.0)

Volviendo de Chaco me indispuse,
cosa para la que ya estaba preparada
con la copita bien calzada desde antes de la marcha.
Con lo que no contaba era con la gripe.
Como dos piñas me llegaron ambas cosas a la vez,
en pleno bondi, viajando todo el lunes feriado
de nuevo a Bahía.

Llegué a casa hecha harapos;
encantada por lo que había vivido
como mi primer Encuentro Nacional de Mujeres
en el (para mí muy lejano) norte del país;
anonadada por el hecho de saber que el próximo año
se realizará en mi ciudad natal: Puerto Madryn,
y emocionada por haber recibido la propuesta de
capacitarme como socorrista.
Había sido un finde utópico:
ver a las mujeres andando en grupos, libres,
tranquilas, vestidas como querían o directamente
en tetas, sin que nadie las acose.
Ver a les compañeres trans festejando a la par nuestra,
sonrientes, radiantes, sin machitos revoloteando
y agrediendo porque sí.

Desafortunadamente, ya en el viaje nos llegó
la noticia de que las grupas que habían quedado
en Chaco ese día habían sido agredidas por los
lugareños, a piedras y palos, en lo que parecía ser
un arcáico intento de lapidación, y que ninguna
fuerza de seguridad a la vista intentó evitar.
Se sintió como perder el efecto de una droga.
Volver a la realidad misógina
no fue lo único que me golpeó;
inmediatamente después de arribar
se nos acerca flotando río arriba
lo que ese viernes se confirmó era el cuerpo
de Santiago Maldonado.

En el momento exacto que corroboran su identidad,
yo estaba en el Espacio Cultural Hamaca
preparándome para una varietté
en la que pensaba intervenir con un poema
sobre el sujeto en cuestión para cerrar.
Pero días antes, ensayando y charlándolo
con mi compañero de acto, decidí sacarlo.
Como la memoria no se borra, al terminar
mi presentación, mencioné la cuestión
con ese poema de forma breve y citando:
<el texto se enfocaba en la pregunta:
¿Dónde está Santiago Maldonado?
ahora creo que habría que pensar en
¿Por qué no está Santiago Maldonado?>
y me retiré arrastrando un silencio
avasallante y que me dejó temblando.

Ese domingo fueron las elecciones.
Los resultados echaron más leña al fuego.
El fin de semana me quedé encerrada
durmiendo y limpiando.
Me creía recuperada cuando el lunes
al volver de yoga, me miro en el espejo
y tengo toda la cara brotada de lo que
parecía ser escarlatina.
Vuelvo a levantar fiebre.
El martes me costaba andar,
me dolía todo el cuerpo y la flema
me llegaba a las neuronas.
El miércoles voy a la guardia,
me baja la presión dos veces
en menos de 10 cuadras.
Acostumbrada a esa secuencia
me acuesto patas para arriba en
cualquier lado y mendigo un caramelo.
Tenía faringitis viral y una leve reacción alérgica
(¿a qué? pues a la estupidez humana claramente)

Dos días en cama lamentándome,
no pudiendo llorar,
no queriendo ver a nadie.
Sin embargo hoy, jueves,
sigo hablando con mis allegades
de lo que siento, de cómo la impotencia
me hizo caer otra vez este año,
este terriblemente intenso año.

Las amistades siempre se encargan de hacerme saber
que no estoy sola, que resistimos en manada,
que tenemos que permanecer juntes.
Me mandan canciones y palabras de amor.
Mi familia, aunque a veces no me comprenda, me apoya,
y se preocupa por mi bienestar físico y emocional.
Me levanto de la cama y veo en la reja de mi ventana
la postal de Olga Corrales, un mail art feminista
que tardó en llegar (debía ser hoy, debía ser hoy...)
con unas estampas hermosas que decían
"MÁS FEMINISMO PARA NO MORIR"
y los datos del día de su muestra
en La Casa de la Cultura.
Mientras me baño, escucho a Mirah
desde el celular. Suena una canción
que se llama "Monument" que habla
sobre cómo el creer en la lucha
es lo que nos salva,
sobre recordar la sangre que corre
en nuestras venas y nos mantiene vives
en los momentos donde sentimos vacío y temor.

Termino en la compu viendo presentaciones
del TEDx Mar del Plata y me encuentro con
"¿Cuál es tu clóset?" de  Karina Freire.
Une se espera ver stand up en ese canal,
pero ella usó el espacio para hablar sobre
los derechos ganados y su propia experiencia
en la disidencia sexo-afectiva en Argentina.
Miro el face y una contacta del ámbito artístico
me recomienda la página "Archivo de la Memoria Trans Argentina",
algo que me llenó de emoción y esperanza.

Suelo mencionar que la mayor parte de mi vida
la pasé en un estado de sutil depresión.
Recuerdo puntualmente que lo que me generaba
semejante nivel de angustia era el no saber
qué quería hacer. No sentía ningún tipo
de motivación por nada. No me interesaba
ganar plata ni creía tener una vocación.
A partir del 2015 (cuando conocí a un
increíble grupito de mujeres en la Escuela
de Danza) me encontré.
Arte y Feminismo son los estandartes
que rigen mi vida.
Y aunque el dolor que me evoca
la infrahumana realidad
en la que estamos sumides
a veces me deje de cama,
gracias a todo esto
puedo levantarme
y seguir.

La canción
Karina Freire
Archivo Trans

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